El Extraño Viaje (1964), por Paco Acosta




Confieso que esta película me interesó desde el mismo momento en que supe se estaba rodando. Y no estaba interesado en ella porque el argumento, basado en sucesos reales, fuese obra de Luis García Berlanga (¿quién no lo conoce?), ni porque esta idea inicial la transformase en guión Pedro Beltrán. 



Tampoco se incrementó mi interés cuando supe que en el reparto participaban actores tan brillantes como Carlos Larrañaga, Lina Canalejas, Tota Alba, Rafaela Aparicio y Jesús Franco, acompañados por Sara Lezana (en este orden aparecen en los carteles de promoción de la película, y supongo no indicaban un orden de mejor o peor calidad en la interpretación -todos en la película están muy bien-, sino más bien una cuestión de “caché”).

Y por último mi interés que se vio algo sacudido por dos noticias:
  • una cuando conocí el nombre de su director, Fernando Fernán Gómez, que con ésta iniciaba su décima película, y tanto en su faceta de actor, como en la de director, siempre ha puesto un fino acento “crítico” para la sociedad española de aquellos tiempos.
  • la otra “noticia”, o mas bien, la falta de ella, fue el que pasaban los meses, e incluso años, y la película, una vez terminado el rodaje, no solo no pasaba al circuito comercial, sino que no se hablaba de ella.

Por tanto, cuando llegó el momento del “estreno”, 6 años después, en casa (el interés no era sólo personal, sino familiar) ya teníamos noticias de que la censura franquista (tonta y ridícula, como todos sabéis), había estado poniendo trabas a su difusión. Nunca he llegado a saber bien el porqué, aunque allí queda reflejada una España de pueblo, la España profunda, donde se hace presente una tipología social, con mucho sabor de “negrura” (la película es, ciertamente, en blanco y negro), y que chocaba frontalmente con la intrascendencia del colorido folclórico imperante en las películas comerciales (españolas) de éxito en esos tiempos.

Esta es verdaderamente una película costumbrista. Los vecinos son cotillas, fisgones, envidiosos, criticones,…. Se presenta el contraste entre “los del pueblo” y “los que llegan de fuera”, entre las costumbres “de siempre” y las de los jóvenes, representados en esa chica del pueblo, que se libera y se pone a bailar….




Pero no queda ahí la cosa. Es también una película de misterio, de intriga, de crímenes; en definitiva un “thriller” que mantiene el interés del espectador hasta el final. El director se ha apoyado en el blanco y negro para reflejar en claroscuros y penumbras, un ambiente de suspense (sin llegar al terror), al que ayudan los planos largos llenos de tensión, las puertas que chirrían, las tormentas….. 



 
Por otra parte la película está llena de situaciones en las que aparece un fino humor que alivia la tensión, o de detalles simbólicos, que pueden pasar desapercibidos, pero que no escapan al espectador atento…..

 
 
 
El argumento, en cuanto a lo que “se puede contar” sin despanzurrar el desenlace, es poco más o menos el siguiente:
 

 
Tres hermanos solteros (Paquita, Venancio e Ignacia), viven juntos en un pequeño pueblo provinciano, donde llevan una existencia tranquila y acomodada. Ignacia, la menor, es dominante, mientras que los otros dos son tímidos, retraídos, ingenuos y de pocas luces. Los tres proyectan hacer un viaje al “extranjero”, que se imaginan como un paraíso de libertad, y salir del ambiente de control social que desde siempre ha regido sus vidas.



 
La vida monótona del pueblo se rompe todos los fines de semana, cuando de la capital llega una orquesta que es la encargada de amenizar “el baile” con sus canciones. Ignacia inicia una amistad con uno de sus miembros, que ya está comprometido…… Un sábado de tormenta, Paquita y Venancio, que son muy miedosos, oyen ruidos y van buscando protección a la habitación de su hermana...

 
 
 
Y solo hasta aquí puedo contar…..

Su rodaje, con un presupuesto escaso, se realizó en tiempo récord (abril y mayo de 1964), en escenarios naturales en Loeches y Santa Pola.

Esta película es considerada por los críticos, como una de las 10 mejores películas españolas, a pesar de su rotundo fracaso de público.
En 1970 obtuvo el Premio del Círculo de Escritores Cinematográficos, a la mejor película.



Y ¿de donde viene mi interés por esta película?.
Como he indicado al comienzo, el guión se basa en “hechos reales”, y el título inicial de la misma, rechazado por los censores, fue “El crimen de Mazarrón

  


Efectivamente en Mazarrón, concretamente la Playa de Nares, que os muestro en la foto, en la zona señalada por el óvalo, en una fría mañana de invierno de 1956, aparecieron dos cadáveres, y tres copas…..

(La flecha señala la casa de mis abuelos, que luego fue de mis padres y ahora la comparto con mis hermanos)

Por lo que publicaron los periódicos de entonces, fundamentalmente El Caso, tres hermanos de Logroño, con una maleta por todo equipaje, llegaron el día anterior, por la tarde, en tren, a Cartagena, tomaron un taxi que los dejó en Mazarrón, y a partir de ese momento se les pierde la pista, o nadie sabe (o no quiere) dar noticia de sus movimientos. Mazarrón, en aquella época, en invierno, en la zona de playas, al caer la tarde o por la noche, no debía ser precisamente la Gran Vía….

El misterio comienza ahí, pues al parecer no pernoctaron en ningún sitio.

A la mañana siguiente, los albañiles que construían las casas situadas enfrente, descubrieron dos cadáveres (un hombre y una mujer), con poca ropa, la maleta abierta y su contenido desperdigado alrededor, y en una zona plana de la pequeña roca, tres copas, que luego, tras el pertinente análisis, se descubrió que contenían restos de “sal de acederas” (hierba “medicinal”, laxante, que según como se “prepare” puede ser tóxica).

La tercera persona, la hermana de nombre Marina, no estaba….. Se la buscó en el agua, en la playa (se llegó a labrar toda la arena), ….. no apareció por ningún sitio.

A partir de aquí se juntaron el olfato periodístico y la curiosidad de los lectores de El Caso, y durante bastantes días se publicaron reportajes, entrevistas, “información oficial” e hipótesis, …… ¡nada!. Se dijo que Marina había sido vista en Orán (a unas cuantas millas, frente a Mazarrón), pero la policía lo desmintió pronto….

Cuando la actualidad de otros “asuntos cruentos” tomó el relevo en las páginas de El Caso, y sin que la policía consiguiera resolver el enigma, el periódico, por su parte, dejó zanjado el asunto publicando “su solución” con gran alarde tipográfico y algunas fotografías. En una de ellas, uno de sus periodistas, subido en la roca, echaba al mar (casi en la misma orilla) unos trozos de carne….. El pie de foto indicaba, que en cuanto la carne cayó al agua “miles de morenas, tantas, que el mar parecía hervir”, salieron de las profundidades y dieron buena cuenta del manjar que se les echaba……..
Y yo sin saberlo, bañándome ahí mismo, desde siempre……

Para la policía fue, y sigue siendo, un “caso abierto”.

Para Luis García Berlanga, fue la idea que le permitió escribir un argumento (por cierto bien diferente a la realidad, así que al contároslo no os he desvelado el desenlace de la película…..).

Para mi padre, ¡hay, si en lugar de policía, hubiéramos tenido algún CSI, como los de la tele!, no se investigó lo suficiente……, y él elaboró toda una teoría (bastante verosímil, por cierto) que, si alguna vez me animo, en otra ocasión os contaré …..


Y para terminar, os animo a todos a ver la película El extraño viaje, y a los más amantes de lo truculento, a acudir a alguna hemeroteca, y repasar lo que publicó El Caso, y comparar…...

4 comentarios:

  1. Seguramente habría sido una película estupenda, pero la censura sotánica que disfrutábamos aquellos prodigiosos años, esa que a fuer de retorcida transformaba cuernos vulgares en incestos selváticos, la dejó hecha unos zorros. Sería maravilloso que alguien diera con el 'footage' perdido y montase la obra con acuerdo a las instrucciones del director (en el improbable caso de que las hubiera dejado escritas), pero me temo que tal cosa cae en el abismo de los milagros imposibles. Aún así esta película maldita algo nos deja: las carnes hechiceras (las pocas que se ven) de una de las actrices más inspirativas de los pecados excelentes (bueno, todos lo son), la impagable, y además madrileña, Lina Canalejas. A la sazón tendría veintimuchos o treintaipocos, y era lo que por entonces se llamaba una mujer de bandera, tan de bandera que no se resignaba a ganar una miseria haciendo papelitos en las majaderas películas que la carcundia de los 60 y los primeros 70 dejaba rodar. Preferió tirar por las candilejas, hasta ser una portentosa actriz 'de revista', de las más irónicas, graciosas y, sobre todo, apetitosas. Gracias a eso logró vivir bastante bien sin arrodillarse más de lo imprescindible, permitiéndose algún papelito aquí y allá con los que siempre robaba todas las escenas, participara en ellas quienes participaran. Si queréis un buen ejemplo, recordad la insuperable Reina Berenguela de 'La Venganza de Don Mendo', la en verdad extraordinaria de 1961 (la censura sotánica, implacable, le cercenó un insinuado y muy monárquico 'striptease'). Ante ella, el resto de las estrellas en presencia, que había unas cuantas (la mismísima Paloma Valdés, la que tantos estragos hacía en el Nocturno, y la exótica Naima Cherky, que tantos hacía en el Pasapoga), quedaban explicablemente difuminadas. Todo un mujerón, y además de Chamberí. Para engendrar bellezones, nada como los Madriles.

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  2. Es mas que probable que me esté confundiendo con otra película de esos años y también considerada tardiamente como buena y de la que recuerdo como principal "protagonista" una gran tinaja de vino.
    Si estoy equivocado agradecere que alguno de los cinéfilos me aclare los recuerdos.
    Hablando de recuerdos ricordáis "ricordate Marcelino, un minúsculo bambino, solo pan y solo vino....".
    Seguro que hay algún respondón que nos instruye

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    1. Recuerdo, con espanto, 'Marcelino, Pan y Vino'. Sospecho que es la principal responsable de que huya de un modo sistemático de las películas 'con niño'. También recuerdo, aunque de un modo más difuso, una que se llamaba 'Recluta con niño'. No era mucho más horrorosa (era imposible serlo más), pero tenía un agravante: el prota, un tal Miguelito Gil (o algo por el estilo), era compañero nuestro en el Ramiro. No de nuestra clase, y quizá tampoco de nuestro curso, pero no rondaba lejos. Es posible que no tuviera la culpa de haber hecho aquel horror, ni de que la programaran con asiduidad en el cine-facha donde jamás ponía mis delicados pies, aunque no por eso le he perdonado.

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  3. Angel: La cosa va por esos derroteros........, pero solo ficción, al fin y al cabo.

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