El Cine de cuando entré en el Ramiro (1952), por Moncho Alba


A medida que me voy leyendo las diferentes secciones del blog, más me gusta y me anima a compartir con vosotros comentarios sobre las diferentes secciones existentes.

Pero no temáis, que no escribiré sobre “El cine del Preparatorio”, o“El cine del bachiller Elemental” o del Bachiller Superior etc…, ya que la página da mucho juego. Quizás, eso si, podría escribir sobre “El cine de cuando salimos del Ramiro” comparando de este modo la evolución habida en el cine que se veía al entrar y luego al salir.

Me encanta el cine y la música, por eso el género musical es uno de los que más me gusta.

Yo soy de los que me gusta o me aburre una película, no alcanzo para más. Me gusta el musical, la comedia (incluso las de Doris Day), la Marilyn, las de aventuras, etc.., es decir casi todo. Y me aburren, por ejemplo, las de Sofia Coppola (“Lost in traslation”, “Somewhere”,…), por muy buenas críticas que tengan.

Como en un pueblo es difícil ir al cine (has de buscarlo a más de 25 Km), me he nutrido de lo que veo en la tele y me hice suscriptor de la revista Fotogramas desde hace unos 15 años con el fin de que a ver si ahí me contaban de que iban algunas películas interesantes y luego intentar verlas.

Pero la realidad es que, muchas de las críticas de la revista, son para mi como un libro de texto, hablando con un lenguaje para entendidos y quedándome con las ganas de saber de que va la película. Menos mal que hoy, con internet, tenemos una gran facilidad para encontrar datos sobre cualquier película y los que más sabéis incluso sois capaces de incluir en vuestros comentarios trailers de cualquier película, pero yo me limito a eso de lo que me gusta, sin más.

Bueno, pero esto no es el tema que quiero compartiros. El asunto era tratar sobre el cine de 1.952, año en el que entré en el Ramiro y para ello buscando en internet, encuentro los títulos de entonces y recuerdo que muchas de esas películas fueron las que nos ponían los sábado por la tarde en el instituto.

            Por entonces, entre la chavalería, triunfaba un género cinematográfico que poco menos que se extinguió ya que no se hacen ya películas de este estilo. Me refiero a las películas “de espadachines” ¿lo recordais?. Películas que pueden ver nuestro nietos pequeños sin peligro de que salgan escenas de cama, ni desnudos, ni palabrotas o cuestiones parecidas, vamos que pueden verlas en vez de estar siempre con los dibujos y “cantajuegos”.

¿Os acordáis de “Scaramouche” de Stewart Granger y esa despampanante pelirroja, Eleanor Parker? ¿o de “El Prisionero de Zenda”? películas de gran colorido y acción, sin muchas complicaciones, ¿o “Ivanhoe”, con la Liz Taylor de por medio?. Eran películas sin pretensiones pero que el paso del tiempo las mantiene lo suficientemente atractivas como para que las sigan viendo los chicos en la actualidad. En Europa también quisieron hacer películas de espadachines y de ese año recuerdo la de “Fan Fan La Tulipe”, con la Gina Lollobrigida, que también era entretenida y ella estaba muy bien.







Además, eran películas que a nadie engañaban, siempre se sabía quien era el bueno, el que se llevaba a la chica y el malo, al primer golpe de vista ya estaba identificado, no se si por ir de negro o por lo que sea, pero no te engañabas. Además, había algo seguro, si sale George Sanders o Basil Rathbone (delgado, con bigote y cara de mala leche), ese es el malo, aunque este último salía más en las películas de “arcos y flechas” (de la Edad Media).

Otro género también olvidado, eran las películas “de piratas”, como “La isla de los corsarios”, con otra pelirroja de espanto y sobre todo nos encantaba “El temible burlón”, de Burt Lancaster y “el mudo” que era una especie de extra, amigo del protagonista cuando ambos se dedicaban a trabajar en el circo con el trapecio (creo). Esta última es muy recomendable para los nietos de 5 a12 años (los míos se divierten mucho con ella), pues salen peleas “sin maldad”, persecuciones, se ríen y lo pasan pipa. Y hablando del circo, también de ese año era “El mayor espectáculo del mundo” con el Charlton Heston y un irreconocible James Stewart.






Otro género sempiterno que siempre se ha mantenido vigente, era el de las películas “del oeste”, no refiriéndome a las “de indios”, subgénero de las anteriores, sino a las “de tiros

Fue el año de “Raíces profundas” (hay datos de que es del 52 y en otros sitios del 53, es lo mismo), película entretenida, aunque para mi un tanto sobrevalorada, con su malísimo de negro (Jack Palance) que en cuanto se le veía la cara, ya se sabía que era el problemático y con el actor que nunca se despeinaba por más bofetadas que diera, (Alan Ladd y un buenísimo padre de familia (Van Helfin). Luego, los estudiosos, hablaban de que entre el pistolero (Alan Ladd) y la mujer del granjero había lío, incluso creo que alguno se atrevió a decir que el pistolero era “gay”, es igual, nosotros sólo veíamos que, “el chico” se liaba a tortas y tiros con los malos y luego se marchaba perdiéndose en el horizonte, ¿os acordáis?.

            También hue el año en que Marlon Brando hizo su “Viva Zapata” y la estupenda “Solo ante el peligro” de Gary Cooper y Grace Kelly, con el tema tan repetido a lo largo de la historia del cine, del bueno que se queda sólo defendiendo a una comunidad sin el apoyo de nadie. Hasta Rock Hudson hizo ese años varias películas de este género, como “Historia de un condenado”, y “Horizontes lejanos” (de nuevo el Rock Hudson bambando por ahí), aunque en esta el protagonista era otro bueno, donde los haya, otro de los clásicos del género, James Stewart.
Ahora bien, mención aparte merece Audie Murphy, que hizo películas del oeste como churros durante unos 10 años y alguna que otra “de guerra”. No era actor, sino que triunfó en el cine, como si hubiese salido del “Gran Hermano”, aprovechando el tirón de haber sido el soldado más condecorado de la II Guerra Mundial. Era bajito y con una cara de niño que no se la quitaba y siempre, siempre, salía de bueno. Sus películas, ya os las podéis imaginar. Eran de esas que vista una, ya has visto todas, llenas de tiros, malos y saliendo siempre triunfante.

Del año que tratamos, “destaca” “Duelo en Silver Creek”, que con sólo leer el título, ya sabes de que va y es como si la hubieses visto.


      Un género que “canta” demasiado en las películas de esa época, era el “de platillos volantes” (hoy ciencia ficción), y es que si la mayor parte de las películas citadas, pues aún se pueden ver, pero las de este género se nota demasiado el paso del tiempo y casi dan risa, pero no obstante tienen su encanto. Quizás se deba a que, en este tipo de películas estamos acostumbrados a los efectos especiales y en 1.952, tan sólo eran “efectos”, sin nada de especial.
 
Películas como “El día que paralizaron la Tierra” (posiblemente del 51) y “La guerra de los mundos” (no equivocarse con la de Tom Cruise). Vamos que con sólo ver los carteles de estas ya te puedes imaginar el nivel tecnológico de la época.
No conviene olvidarse de dos obras maestras que el tiempo ha respetado y se pueden volver a ver sin temor a aburrirse y además son toleradas y se pueden ver en familia, como la excelente “El hombre tranquilo”, echada en el Ramiro, con John Wayne en una de sus pocas películas buenas que no son de tiros y con peleas magníficas y simpáticas, y personajes entrañables y como no, el encantador musical de “Cantando bajo la lluvia”, pudiendo uno enrollándose en decir cosas de ellas, pero lo mejor es volverlas a ver.

En el capítulo de películas serias y por tanto alguna sería “para mayores”, estaban “El salario del miedo” (posiblemente del 53) y “Operación Ciceron”.

Casi se me olvidaba la de Marilyn, que no es seria, pero tenía que poner una suya, “Me siento rejuvenecer”.
 


Y nos queda para el final, un par de películas entrañables, una que dio pie a que saliesen bastantes películas con los mismos personajes. La primera era “Don Camilo”, que era un colega de Portolés, Molinero, Guijarro y otros de la promoción, vamos que trataba de un cura de pueblo (encarnado por el francés Fernandel) que estaba siempre en lucha con el alcalde comunista y amigo que interpretaba Gino Cervi.
 
Por último, la guinda, la mejor de todas y encima española, la inolvidable “Bienvenido Mr Marshall” (según donde lo leas es del 52 o del 53), con ese retrato de la época que vivimos todos esperando a los americanos con sus “aigas” (yo era de los que salí a gritar “¡Ike!” -y no era el único- al desmonte que existía entre la Avenida de América y mi casa, a ver pasa al Eishenhower (para mi “Eisenhauer”) cuando vino a España.



 Pues bien, este era el cine de cuando entramos en el Ramiro, películas para el recuerdo y que tristemente la gente joven no quiere ver por que son en blanco y negro (de esta época tan sólo he podido convencer a mis hijos para que vean “El quinteto de la muerte” –genial donde las haya- y en blanco y negro la de “Que bello es vivir” –menos mal que tragaron con una sin colores- y todavía no he desistido, en estos 2 últimos años dándoles la vara, para que vean “El tercer hombre”, es una pena, pues no saben lo que se pierden).
 
Os animo a que intentéis localizarlas, pues la mayor parte de estas son entretenidas, sin complicaciones y se pueden ver en familia.

Espero haberos entretenido y refrescado la memoria.

Moncho Alba

  

4 comentarios:

  1. Muy buena documentación, Moncho. Qué cantidad de buenos recuerdos!!!
    Muchos abrazos

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  2. Es agradable ver que hay entre nosotros más chalados por el cine de los que hasta ahora nos habían aparecido. Algunas de las películas que cita Moncho me han puesto en marcha la máquina de recordar, aunque no estoy seguro de que con los mismos resultados. Por ejemplo, 'El Prisionero de Zenda' me ha hecho evocar al prototipo del malo magnífico, tan estupendo que ni siquiera perece (su inmortal 'el que huye y salva la vida puede volver a luchar otro día' me ha acompañado toda la vida). El Rupert von Hentzau que compone James Mason es la exégesis del malo que roba la peli al bueno, al punto que los espectadores con imaginación, y en eso los niños somos siempre los más peligrosos, deseábamos sin apenas disimular que se cargarse al soso guaperas y se cepillase a la chica (bastante venerable, por cierto) para después largarse con la caja, más o menos como un presidente de Bankia cualquiera.

    'Raíces profundas' es otro caso de malo fantástico. Da casi pena que al espléndido Jack Palance se lo cargue el bueno (un acomplejado Alan Ladd que las pasaba canutas para hacer de héroe con el poco más de metro sesenta que medía), y también sorprende que éste suspire por Jean Arthur, una señora que veinte años antes de hacer la peli debió estar buena (y que, según supe años después, Monseñor Reig no habría dudado en intentar 'curarla'). Supongo que lo que nos hacía enamorarnos de la peli esta era el sentirnos dentro del niño que la contempla sin comprender muy bien qué pasa; eso y la música deben ser las razones de que no se nos haya borrado del todo del caletre.

    De 'Solo ante el peligro' recuerdo mi incredulidad ante una Grace Kelly virginal y un Gary Cooper que podría ser su abuelo formando pareja. Años después supe que la divina Kelly no iba de virgen precisamente, y que Gary Cooper hasta casi el final de sus días (el cáncer de estómago le convenció de volverse muy creyente) explotó a conciencia una fama muy extendida en Hollywood, la de poseer un don que le habría envidiado el mismisimo Nacho Vidal. Dicen las crónicas golfas que la Kelly y el Cooper fueron algo más que pareja fílmica durante el rodaje de la película, a lo que sólo puedo decir que me alegraría mucho por los dos.

    Audie Murphy no siempre hizo de bueno. En 'Los que no perdonan' hacía de hermano psicópata del superbueno (Burt Lancaster), con lo cual se quedaba sin catar a la virgen india (Audrey Hepburn). Recuerdo alguna otra donde se pasaba también al otro lado de la fuerza, y lo cierto era que lo hacía bastante bien. Fue una pena que dejara de fumar tan pronto.

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  3. (sigo)

    'El Hombre Tranquilo' fue una peli extraordinaria (a mi entender, la mejor de John Ford), aunque con su historia secreta. Mr Ford, a la sazón de cincuenta y muchos, estaba chaveta perdido por Maureen O'Hara, un colosal pedazo de mujer irlandesa, lo cual se notaba en todo. Algunos dicen que sus avances prosperaron, y otros, ella la principal, que no, que ni de cogna. La tensión entre los dos se manifiesta en multitud de puntos a lo largo de la película, al punto que, según se murmura, los ensayos de las escenas, con Ford mostrando a Wayne cómo lo debía hacer, mosqueban cantidad a todo el mundo, aunque no a Mrs Ford, porque previamente su astuto esposo la despachó a los USA. Fuese como fuere, la película ha dejado historia; se filmó durante 10 semanas en un pueblecito del sur irlandés, Conga (en irish es Cong), que si hoy es una de las estrellas turísticas del país es gracias a la película. No sólo todo el pueblo fue el decorado de la película, sino que se conserva tal cual. Si amáis el cine no dejéis de ir por allí (y de hospedaros en el cojotel donde Mr Ford perseguía por los corredores a Mrs 0'Hara).

    'El Salario del Miedo' no sé si calificaría para verla en compañía de nietos inocentes (supuesto que tal cosa exista hoy en día), pues comienza en una casa de putas tropical con un protagonista sumamente guarro y borracho de caerse, y desde ahí evoluciona a muchísimo peor. El doblaje español no se cómo será, pero en el francés original se habla como hablan los mercenarios borrachos en la selva cuando conducen camiones de nitroglicerina (estoy convencido de que ningún nieto decente dejaría de aplaudir). En cualquier caso es una película magnífica. Fue de las primeras no toleradas que vi en mi niñez, y de las que mejor recuerdo.

    Las otras también las he visto (sin dejar ni una), pero no me dejaron la misma huella. Debo explicar que ya desde pequeñito las que más me gustaban eran esas donde el malo se cargaba al bueno y la chica se liaba con el caballo.

    Cada uno es cada uno.

    Alfonso el Cinéfilo

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  4. Pero... ¿han puesto todas esas películas en el Ramiro? Pues mira que debía estar despistado.- Creo que las he visto todas,pero en los cines Narváez, Salamanca, Ibiza, etc etc.
    ¡Pues vaya que había cines en nuestros tiempos! Y no queda ni uno, como no sea en la Gran Vía... o los de arte y ensayo, que cuando empezaron significaba "otra cosa".

    Enhorabuena por la extensa documentación; no te comento las pelis, pues ya lo han hecho otros y yo tengo a la mayoría en el buzón de los recuerdos lejanos y difusos. Pero de una cosa estoy seguro: no había confusiones entre "buenos" y "malos", como dices. Más tarde, la moda o la revancha, ha hecho que lo interesante fuese difuminar cuanto más mejor los bordes entre unos y otros. Y los niños se deben hacer la .. eso... un lío. Pero como hoy en día ya no ven cine sino que le dan a las pantallas pequeñas en vez de a las grandes, pues... a lo mejor ni les afecta.

    Creo que debemos asistir a cursos especiales para entender a los nietos...

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